Los demonios, monstros o fantasmas que atormentan al artista en el film de Ingmar Bergman "Vargtimmen" (Hour of the wolf) tambien me atormentan a mi. Ellos vienen a interrogarme y me aniquilan con sus insinuaciones y sus palabras nocivas, que no son mas que los miedos, inseguridades y mortificaciones de esta ''yo misma" que tambalea ante el horror de lidiar con la constante lucha entre el ser y lo social, lo propio y lo ajeno, lo aceptable y lo intolerable. Estos personajes malignos que parecen formar parte de un gremio poderoso o alguna clase burguesa se comportan como despiadados jueces que conducen al artista por un laberinto donde cada paso es una nueva trampa, y donde cada puerta se abre a una calle sin salida. Como yo y como muchos, Johan se ha distanciado del mundo, se ha marchado lejos a una isla desertica donde encontrar tranquilidad para asi dedicarse a su arte y a su familia, lejos de todos los limites, las pautas, los dogmas, los moralismos, las criticas, y los deseos que nos impone la vida en sociedad, lejos de todos los convencionalismos que nos controlan y nos privan de la libertad. Una vez alli, el artista, alejado de todo y de todos debe confrontar su propia mente donde todo de lo que el huye, sobrevive en la psyche y lo persiguen y lo esperan, siempre.
Los fantasmas de Goya, los de Nebreda, los de Caravaggio, los de todos los romanticos, los mios, los tuyos, empollan nuevos monstruos que perseguiran a otros, que intentaran tambien, como locos, luchar contra algo que tiene una apariencia humana pero que en nuestras mentes no son mas que la huella de nuestras experiencias, nuestras propias ideas, nuestros mas intrinsecos miedos y deseos. La leccion audaz del psicoanalisis. Como habia observado Arnold Hausser, la idea que obsesiona al artista romantico de escapar del mundo y vivir en soledad es un imposible, ya que en la propia nocion de la soledad esta implicada la prescencia de la sociedad, la cual parece ausente mas no completamente nula.
Como habia dedicado esta serie a la idea misma del tiempo no queria irme sin antes atar este film al tema que nos ocupa. Hay una escena especialmente sublime para mi, que lo hace a uno consciente del tiempo, y de la desesperacion de vivir en la corteza de las horas, los minutos, los segundos. En una de las noche en que Alma y Johan permanecen en vela por causa del terror que al artista le tiene a la oscuridad y en especial a la hora del lobo "donde mas nacimientos y muertes ocurren", esa hora podrida donde la noche es anciana y fria, por unos segundos los movimientos y las palabras se detienen en la espera. El espectador es invitado a habitar dentro de la irrealidad del filme, a esperar con un panico indecible el fin de los eternos diez ultimos segundos de la hora del lobo. Despues, siempre amanecera!