Wednesday, August 5, 2009

Una mujer y un jardin.

Other echoes
Inhabit the garden. Shall we follow?

T.S. Elliot

Sentada en esta plaza caliente y vacia pienso en un libro como si fuera un lejano amor. Lo siento pegado a mis cienes y en la herida seca de mis raices. No esta, sin embargo, ausente, su existencia parte de mi. A veces lo dejo reposar en la quietud de mi pecho o lo pongo contra la ventana para que viva un poco y sienta el mundo que se opone a el, que lo amenaza y lo remplaza de algun modo. Pero acaso iba yo a hablar de un libro o de un amor? De la historia monotona de una mujer y un jardin o de este letargo que ha sido esperar cada dia el pasar constante y silencioso de estas paginas descoloridas y añejas. Pego la cara entre la ultima pagina del capitulo IX y el inicio del capitulo X, respiro ese aroma a melancolia y biblioteca antiquisima, a madera dulce y te de manzanilla. Recuerdo cuando me regalaste el libro en la Plaza de Armas, el viento salado proveniente de la Bahia se impregnaba en cada cosa. Me observabas sonreir frenetica ante algo tan mundano, te provocaba sorpresa y desconcierto verme tomar aquel libro entre mis manos con una emocion desnuda y fiel, como si hubiera un algo sagrado en ese acto de poseer un libro, como si aquella posesion fuera a salvarme de todo. Era la primera edicion del libro Jardin publicada en España en el 1951, escrito por Dulce Maria Loynaz. El libro aunque viejo y de hojas amarillentas se conserva perfectamente, esta lleno de algunas notas a lapiz que nunca he querido borrar. En cada una de esas notas que yacen al margen de un parrafo encuentro algo inquietante y esperanzador; como si este desconocido me hablara desde un tiempo fuera de este tiempo, como si en la vida del libro estuviera tambien la vida de sus lectores. En las noches a veces siento un respirar ahogado, casi quejumbroso, que se desprende de los nervios y los planos verduscos del libro, de esa profundidad tupida y apretada que es la novela. Pienso que Barbara no ha muerto, que su inmortalidad esta pegada al musgo del Jardin, debajo de las piedras y los gajos obscuros. O mas bien no quiero que muera! Resisto! No deseo ponerme sentimental otra vez. No en esta tarde calurosa y seca donde hay como una prisa contagiosa y los demas no comprenden este humedo material del que estoy hecha.

3 comments:

Gerardo Muñoz said...

Que bello eso de las anotaciones en lapiz en los margenes de los libros, no? Acabo de comprar un libro aleman de 1850 (libro que ademas, se que nunca leere), pero que trae anotaciones de su lector decimononico, cuyo nombre siempre desconocere. Te puedes imaginar esa felicidad parcial? Es la idea de que el libro tuvo vida previa y que ahora vuelve hacia nosotros.
un abrazo Pat,

Gerardo

Patricia Miranda said...

eso! las notas! mira Gerardo! es realmente conmovedor! misterioso! yo no me atrevo a escribir notas en los libros! no se! no puedo! me parece que estoy hiriendo a alguien! porque para mi los libros son como personas! pero es bien inquietante leer estas notas! hacerlas tuyas! tener asi la tranquilidad de que otras personas tambien han estado alli, en algun momento! no!? un abrazo y gracias por la visita!

Anonymous said...

hola patricia: espero que el motivo o los ... que te hacen no publicar sean benévolos y no graves. La blogosfera te echa de menos.